jueves, 29 de octubre de 2009

Latidos en el silencio


Con el dulce susurro del viento,
me levanto de nuevo,
teniendo como único pensamiento,
aquello que me deja sin aliento,
y que por cientos de metros,
me aleja bruscamente del suelo,
para tocar el firmamento.

Que del final del verano,
me ha sido regalado,
sin haberlo planeado,
algo que me ha hecho sentir,
el mayor de los afortunados.

Puesto que ha ahogado,
viejos fantasmas del pasado,
que de negra oscuridad,
mi corazón, tenían atrapado,
en lo más profundo del océano.

Rotas las cadenas de la soledad,
cuyas huellas el viento borrará,
para no volver a recordar,
rostro alguno de aquel lugar,
que es capaz de anegar,
atisbo alguno de felicidad.

Despierto del largo sueño,
que me mantuvo muerto,
al no sentir en mi pecho,
los latidos que de nuevo siento,
que liberan en mis besos,
el fuego que llevaba dentro,
y que lo estaban consumiendo,
cual hoja seca,
en mitad de un incendio.