Hay días duros, semanas complicadas, momentos difíciles por los que pasamos y que nos hacen pensar que la vida se nos hace muy cuesta arriba, tanto que no sabemos donde mirar, donde poder respirar, ni ver cosas que nos hagan ilusionar, porque no miramos más allá, porque creemos que en la soledad tenemos que estar, no es así, siempre queda algo más fuerte que te puede sacar de dentro esa sonrisa, algo que te puede animar, algo tan simple y sin duda vital, algo como la amistad. No recordaba lo que era ese sentimiento, pero en apenas dos semanas, he pasado momentos tan estupendos, sentirme tan contento con mi gente de nuevo, con muchos que creía no volver ha hacerlo, pero que doy gracias por este nuevo gesto, esta nueva oportunidad y la verdad espero no volver a dejar escapar. Cimentamos nuestra felicidad a algo, que al perderlo nos hace creer muertos por dentro, pero eso no es cierto y hay que creerlo porque la vida se compone de miles de días, que tendremos la suerte de vivirla con ciertas compañías y que cada una puede sacarnos nuevas sonrisas. Guardar los verdaderos buenos momentos y borrar los malos recuerdos pues nos oscurecen por dentro y nos envenenan los pensamientos. Sentirme tan arropado, ver un conjunto tan grande de manos, todas ofrecidas sin ningún reparo, sin costarme nada a cambio. Es algo que me ha hecho reflexionar, tanto, tanto que quizás no vuelva a cuestionar de muchos lo que jamás pensé volver a recuperar, y que con una simple palabra se puede nombrar: AMISTAD.
